El año pasado en Xalapa platicando con el doctor arquitecto Joel Olivares director de La Escuela Gestalt de Diseño, que recién había regresado de España, me comento que el día internacional del libro, 23 de abril, los españoles se regalan libros y que las noticias hablaban de ventas por 24 millones de títulos. Yo me quede pensando porque no hacemos algo parecido por acá. Y Joel me envío de vuelta al D.F. no solo con un ejemplar de su tesis doctoral bajo el brazo, sino además, con un ejemplar maravilloso de Arquitectura de la memoria de Félix Ruiz de la Puerta
Creo que nosotros, quienes trabajamos en los libros, podríamos iniciar algo, convocando a los amigos y colegas a regalar libros este 23 de abril.
Ayer platicando con una editora me decía lo mismo que me dicen gran cantidad de editores, y que es una situación real en nuestro país, la venta de libros para niños y particularmente el libro álbum, tiene graves problemas de desplazamiento en librería, y las áreas de ventas de las casas editoras, saben que este tipo de libro no es lo que mas deja al editorial.
Y por lo tanto se busca colocarlos en las bibliotecas a través de las convocatorias de la SEP que cada vez compra menos títulos, o de colocarlos en escuelas, para que se vuelvan proyectos redituadles.
En mi experiencia, han sido pocos los libros en México, en los que he trabajado, que hayan vendido más de 3 mil ejemplares, el más significativo fue Mi primera biblia latinoamericana, proyecto al que me invito doña Isabel Laza de la Mora, directora en aquel momento de Editorial Patria.
Vendimos 15 mil ejemplares en México, y una venta especial de 30 o 40 mil para el ministerio de Educación de Bolivia.
El proyecto era muy claro y concreto en su visión comercial, publicar una selección de los pasajes más importantes de la biblia, para los niños que hacen su primera comunión y que van al catecismo.
Creo que el éxito de este proyecto radica en la definición del público al que se dirige.
Cuando trabaje en Ediciones Castillo en Monterrey, el Sr. Castillo dueño y director de la empresa me platicaba su convicción de ver al libro como un producto tal y como lo es una hamburguesa y así planeaba sus proyectos.
En el vecino país del norte en donde todo es negocio, las cosas son muy diferentes. El libro que mejor se vende de todos los que he ilustrado, lo hice en 2006 para Scholastic de Nueva York, My New Town, que es una sencillísima historia para chiquitos, de un niño que se cambia de ciudad y va descubriendo y dándose cuenta de que es otro lugar, en el que vive ahora, pero tiene lo mismo que su ciudad de origen, situación muy frecuente y típica en los Estados Unidos. Este libro ha vendido mas de un millón de copias, desafortunadamente no cobro regalías por el. Su costo es de 4 dólares en rustica. Como lo veo en mi hermana y su hija que viven del otro lado, cuando van a hacer las compras, mi sobrina pide un cereal que se le antoja o un libro que le gusto en el mismo rango de valores, efectos y costos, razones suficientes para que la mamá no se niega a comprar un libro cada vez que salen.
Bien el caso es que creo que las cosas pueden ser mejores y que es parte de nuestro trabajo construir una cultura del libro.
Un par mas de reflexiones, en diciembre uno de mis sobrinos llego a casa y le dijo a su primo, ya me dieron mi aguinaldo te quiero regalar un libro se fueron al Sótano de Coyoacán y regresaron con varias bolsas llenas de libros.
El año pasado, fui a la venta de libros que organiza la Delegación de Coyoacán en la Alameda del sur, llegue a las 10 AM, el primer stand era el de el Fondo de Cultura que ofrecía novedades, no los saldos que tiene años en bodega, a 30 pesos, había cerros de joyas pero dije voy a ver que mas hay en otros stands, casi en todos podías encontrar maravillas a precios módicos, la gente de todos estratos sociales llevaba grandes bolsas llenas de libros, como quien va a la central de abastos por jitomates, una hora mas tarde cuando volví al stand del fondo, los cerros de libros, habían desaparecido.
En una sesión del diplomado platicaba de esto con mis alumnos y les preguntaba que estaban leyendo, si es que estaban leyendo algo, y me dio mucho gusto que todos estaban leyendo un libro, literatura, ciencia ficción, biografías, manuales técnicos, entre otros temas.
Creo firmemente en la lectura y en los libros, y no solo si son leídos, muchas veces pueden ser solo vistos, olidos, admirados, palpados y creo, estoy convencido que los libros pueden cambiar para bien a las personas, de niño vi muchos libros, cuando aun no sabia leer y ver las imágenes de ciudades y personas diferentes de viajes, me hizo desde pequeño querer viajar y conocer esos lugares
Los invito a difundir este mensaje:
Este 23 de abril, regáleme un libro que yo te regalare uno
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